Ana Engelman "Llueve nieve"

Los invitamos a nuestra próxima inauguración:
"Llueve Nieve" de Ana Engelman el día sábado 6 de Agosto a las 19 hs.
Dirección: Te. Pres. Perón 1719, Dpto 7 A, CABA.
Cierre: 22 de Septiembre de 2022.
Ana Engelman cuenta que en Finlandia existen alrededor de cuarenta formas distintas de referirse a la nieve, que siempre esas formas están relacionadas con los diferentes estados de la nieve, y que, por ejemplo, no existe la palabra “nevar”, siendo lo más aproximado la expresión “sataa lunta”, que significa “llueve nieve”. No hace falta ser oriundo de una región donde las bajas temperaturas son extremas, y donde es habitual la persistencia de un escenario gélido, para estar familiarizado con el melancólico efecto de esas dos palabras que son una, y que definen algo que, como la lluvia según Borges, “sucede en el pasado”. Puede pensarse que Engelman se postuló exitosamente para participar de una residencia de artistas en Finlandia motivada por las relaciones que su obra previa exhibe con el paisaje - y los fundamentos y principios que hacen a la microfísica del paisaje - , presumiendo que allí, en uno de esos territorios de incógnita lejanía, iba a encontrar nuevas nutrientes para seguir abonando las misteriosas expansiones de las superficies y regiones atemporales, de las inestables tramas y los simulacros de geologías casi informalistas que son parte de su identidad poética. O bien esa coincidencia fue una casualidad, aprovechada por la artista para impregnarse todavía más de ese algo que no está del todo en las geografías o en los elementos reconocidos del mundo pero tampoco es completamente ajeno a ellos. Eso que acecha vibrante tras la engañosa naturalidad con la que Engelman extiende en el plano los nebulosos parajes, las enmarañadas criaturas pseudo-orgánicas, los bidimensionales ejemplares botánico-orográficos, que parecen concebidos según los devenires de una imaginación pendular, que va y viene entre el reflejo de una localización que nos parece familiar y el sabor esquivo de lo que no atinamos a nombrar. Justamente el silencio, ese silencio al cual Engelman alude en el más proverbial de sus títulos, es para ella no meramente una cualidad de la contingencia físico-auditiva sino un suceso experiencial que compromete la mirada, la visión y la percepción, a partir del cual se alteran las condiciones de lo visible y consecuentemente el tránsito de los signos, las materias y las imágenes. Es allí, elaborando programáticamente la prolija equidistancia entre la investigación y el artificio, entre la pesquisa y los ensayos gramaticales, donde Engelman parece haber adquirido una voz que habla calladamente, la muda alertidad que desgrana susurrantes maneras de tocar lo intangible. Instalada en un perímetro palpable y terrenal que ella convierte en espejo escenográfico de conjeturales visiones, afirmada en los acotados registros cromáticos de los grises, las tierras, los negros y los blancos, así como en la estricta moderación casi puritana de las líneas y los trazos, Ana Engelman traza el derrotero de una razón sensitiva tan afanosa para el descubrimiento como para la ensoñación y el espíritu ritualista, entregada con idéntico fervor a instancias de revelación como de enriquecedores extravíos.
(Eduardo Stupía, Buenos Aires, Julio de 2022)